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marzo 28, 2006

LASSITUDE

El despertador comenzó a sonar y me envolví en las cobijas como una cochinilla cuando siente peligro. Herméticamente cerrada al mundo cerré los ojos nuevamente y estaba sintiendo el sopor del sueño cuando un par de manos trajeron luz a mi oscuridad acolchada. Apreté los ojos en un esfuerzo por evitar que la luz me arañara las pupilas.

"Arriba, dormilón."

Le arrojé la almohada decorada con la figura de una mujer que me gané en unos desodorantes. Ella me la devolvió con mayor fuerza y escuché su risa. Con ganas de nada me deshice de las cobijas y la observé sin saber qué demonios estaba haciendo en mi habitación tan temprano.

"¿Desde cuándo te diriges a mi en masculino?"

"¿No te gusta?"

"Me da la misma pero tú no lo hacías."

Se trepó a la cama como una niña pequeña y me abrazó con fuerza. Sorprendida por su reacción me limité a acariciar su cabello y a sonreír. Es placentero verla como si se tratara de un cachorro indefenso, son los pocos momentos en los que me permite protegerla. Me concede un par de minutos donde mis brazos son la protección perfecta para ella, como si yo pudiera ser mas fuerte que ella, como si necesitara que yo cuidara de ella en vez de ser al revés.

"¿Todo bien?"

"Todo perfecto." dijo ella abrazándome y arrojándome a la cama nuevamente.

"Voy a llegar tarde."

"No me importa." Cerró los ojos y después de unos minutos de acariciar su cabello supe que dormía.

Me es complicado entenderla y hace mucho que renuncié a hacerlo, me limito a darle lo que me pide cuando lo pide, a estar con ella dónde y cómo ella diga. No estoy a su disposición, pero no me cuesta nada regalarle unos minutos. Al contrario, ella me regala momentos de calma y felicidad cuando su cabeza descansa en mi pecho y se abraza a mi ocultándose del mundo que la reclama, de la gente que la llama y la maldice. Besé su cabeza y cerré los ojos una vez más. 20 minutos con ella bien valen llegar tarde a clase.

Por Kamatz @ 12:49 p.m.     #0 Comentarios




marzo 23, 2006

LA PLUIE

En el mundo existen pocas cosas que me complacen más que la lluvia, caminar con ella tomada de mi brazo quizá sea la que más la supera. Las dos combinadas son un placer que apenas si puedo describir, y es aún más extraño el poder disfrutar tan exquisita mezcla. Hay muchas razones por las que la lluvia me fascina, entre ellas está el viento ligeramente frío que acompaña el llover, está la sensación de abandono del mundo. ¿Han notado cuán vacías se vuelven las aceras cuando el agua las camina? Es como si el mundo te perteneciera y al mismo tiempo no fueras parte de él ni él de ti.

"Es romántico, ¿no?" me dice observando la lluvia.

"Es romántico que camines de mi brazo bajo un paraguas."

Ella me sonríe y veo un ligero rubor sobre sus mejillas, no responde nada y acaricia mi brazo. Disfruto mucho su compañía pero creo que nunca habíamos caminado así bajo la lluvia. Anduvimos así, disfrutando nuestro alrededor.

"Es como caminar en una acuarela, ¿no?"

Tenía razón, parecía que los colores se diluían de los objetos y se expandía. Por un momento creí que también nosotras nos deslavábamos y nos confundíamos con las plantas, con el cielo gris. La abracé en una esquina y nos detuvimos a mirar la lluvia sin la protección del paraguas. Se abrazó a mi cerrando los ojos y yo hice lo propio acariciando su cabello. Quién sabe qué historias trazamos en ese momento, cuántas de ellas se habrán deslavado de nuestras mentes, pero durante un segundo, la eternidad nos alcanzó mirándonos a los ojos esperando nada del mañana y recordando nada del pasado.

"La lluvia pone a muchos a pensar en ti." Le susurré cuando sus ojos le sonreían a los mios.

"Me alegra estar con la única persona que no ve noscivamente mi presencia." Le sonreía y la besé bajo la lluvia, en ese mundo que no es mío ni yo soy de él, en la invisibilidad de dos figuras que se abrazan bajo el agua mientras los demás huyen.

Por Kamatz @ 10:58 a.m.     #0 Comentarios




marzo 12, 2006

Trahison

Se me escapó un suspiro exhasperado mientras ella leía algo recostada en mi cama. Sus ojos se levantaron de la historia en la que se había sumergido hacía horas y se posaron en mí.

"¿Qué sucede?"

"Me molesta..." pacientemente esperó que volviera a exhalar un suspiro que sonó más como un gruñido. "Me molesta que la gente que me rodea sea tan inmadura. ¿Por qué simplemente no se pueden comportar de acuerdo a su edad en lugar de reaccionar como un mocoso de diez años? No, ellos son más maduros, lo he visto en mi servicio social."

Dejó escapar una risilla sabiendo que mi enojo se proyectaría en ella hasta que la conversación terminara. La maté con la mirada y sentí como se erizaron los vellos de mi espalda como un gato que presiente un zapato volador.

"¿Qué te puedes esperar de una persona así?"

"Esperaba que en poco más de cuatro años hubiese madurado..."

"¿Es que no habrías reaccionado igual en su situación?"

"No."

"¿No?"

"No. ¿Tengo que recordarte mi propia situación? Yo sabía que mi novia a nadie le caía bien, o a muy pocos de los amigos que no teníamos en común de verdad la apreciaban. El resto simplemente preferia evitarla. ¿Cambié yo con ellos?"

"Ninguno de ellos era tu ex."

"No es verdad. No dejé de hablarle porque no se soportaran mutuamente... como es lo normal. Le dije a ella que poco me importaba que se enojara porque yo no iba a dejar de hablarle a mi ex sólo por un capricho o por celos de su parte. Le costó, pero lo entendió. No soy un ejemplo de madurez pero esa es una reacción M-A-D-U-R-A."

Victoria se acercó a mi y me abrazó por la espalda, me cubrió los ojos con sus manos y mordisquó mi oreja haciéndome olvidar por completo la razón por la que me había molestado. Escuché su risa, estaba leyendo la última página que visité.

"¿Ya lo viste? Me quitó de su lista de amigos."

"¿De verdad querías seguirle hablando?"

"Me gusta llevarme bien con mis ex..."

Me regaló un beso en los labios y susurró algo como "No te enojes." Me jaló hasta la cama para que pudiera seguir leyendo mientras yo dormía un rato más. Supongo que es también inmaduro de mi parte enojarme por esto, pero siempre he despreciado a la gente que no te puede decir en la cara 'Mi vieja me pega y por eso ya no te voy a hablar.' Porque uno es buena gente, trata de ser amable la mayor parte del tiempo, ¿y todo para qué? Para que no sean capaces ni de darte una explicación además de bloquearte en el messenger y borrarte de la lista de amigos. Su mano en mi cabello me arrulló hasta mandarme al mundo de los sueños. Me aseguré que no se fuera y me abracé a su cintura como se hace con un peluche.

Por Kamatz @ 3:42 p.m.     #0 Comentarios




marzo 03, 2006

Danser

El golpe en el hombro no me afectó tanto como la risa que le siguió, esa sí me estremeció hasta la médula. Son tan pocas las veces que he podido escucharla reír que no pude evitar abrazarla con todas mis fuerzas y quitarle un beso de los labios. Antes de que me regalara la frialdad de sus ojos la invité a bailar. Aún extasiada por esa súbita felicidad aceptó y rodeó mi cuello con sus brazos. Bailar con ella es uno de los placeres de la vida y además es un deporte de alto riesgo. Sólo quienes nos confiamos a sus manos podemos bailar con ella y estar seguros de que no nos lanzará a un abismo. Norah Jones cantaba Be Here to Love Me mientras nos movíamos en un cuadro del piso. Apoyé mi sien contra la de ella y cerré los ojos. Casi puedo apostar que ella hizo lo mismo y durante los tres minutos y medio siguientes se abandonó a mis brazos.

"¿Eres feliz?" Es inusual escucharle decir esa palabra, suena extranjera en su boca.

"En este momento lo soy." Pude sentir su sonrisa e inmediatamente su cuerpo se pegó al mio de la misma forma en la que se unen cuando compartimos el colchón.

Seguimos bailando sin mirar el reloj, sin escuchar la música, simple y sencillamente compartiendo latidos. Esta vez fue ella quien me quitó un beso que después fui a rescatar. La comunicación entre ella y yo no tiene necesidad de ser verbal, podemos contarnos tantas cosas simplemente tocándonos.

"¿Quién es ella?" preguntó sin despegarse, sin soltarme, sin siquiera perder la felicidad en su voz.

"¿Quién?"

"Quien te tiene tan feliz. Sé que no soy yo y ninguna mentira que te inventes podrá hacerme creer lo contrario. ¿Quién es?"

Besé su sien y comencé a hablarle del amor platónico y perfectamente no correspondido al que me he entregado últimamente. Ella no borró la sonrisa de sus labios, en cambio, se abrazó más a mí. Seguimos bailando mientras mi relato continuaba. Al final la música se acabó y nos quedamos una frente a la otra. Le sonreí y ella hizo lo propio.

"Buen día." y desapareció como siempre.

"Olvidaste mi lección." susurré pensando en ella y en mi amor imposible. "Será que no hay nada que aprender de un amor que no puede ser correspondido... o que no puedes aleccionarme en algo de lo que tú sufres."

Me colgué la mochila del hombro y salí corriendo a clase.

Por Kamatz @ 8:51 a.m.     #0 Comentarios