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marzo 03, 2006

Danser

El golpe en el hombro no me afectó tanto como la risa que le siguió, esa sí me estremeció hasta la médula. Son tan pocas las veces que he podido escucharla reír que no pude evitar abrazarla con todas mis fuerzas y quitarle un beso de los labios. Antes de que me regalara la frialdad de sus ojos la invité a bailar. Aún extasiada por esa súbita felicidad aceptó y rodeó mi cuello con sus brazos. Bailar con ella es uno de los placeres de la vida y además es un deporte de alto riesgo. Sólo quienes nos confiamos a sus manos podemos bailar con ella y estar seguros de que no nos lanzará a un abismo. Norah Jones cantaba Be Here to Love Me mientras nos movíamos en un cuadro del piso. Apoyé mi sien contra la de ella y cerré los ojos. Casi puedo apostar que ella hizo lo mismo y durante los tres minutos y medio siguientes se abandonó a mis brazos.

"¿Eres feliz?" Es inusual escucharle decir esa palabra, suena extranjera en su boca.

"En este momento lo soy." Pude sentir su sonrisa e inmediatamente su cuerpo se pegó al mio de la misma forma en la que se unen cuando compartimos el colchón.

Seguimos bailando sin mirar el reloj, sin escuchar la música, simple y sencillamente compartiendo latidos. Esta vez fue ella quien me quitó un beso que después fui a rescatar. La comunicación entre ella y yo no tiene necesidad de ser verbal, podemos contarnos tantas cosas simplemente tocándonos.

"¿Quién es ella?" preguntó sin despegarse, sin soltarme, sin siquiera perder la felicidad en su voz.

"¿Quién?"

"Quien te tiene tan feliz. Sé que no soy yo y ninguna mentira que te inventes podrá hacerme creer lo contrario. ¿Quién es?"

Besé su sien y comencé a hablarle del amor platónico y perfectamente no correspondido al que me he entregado últimamente. Ella no borró la sonrisa de sus labios, en cambio, se abrazó más a mí. Seguimos bailando mientras mi relato continuaba. Al final la música se acabó y nos quedamos una frente a la otra. Le sonreí y ella hizo lo propio.

"Buen día." y desapareció como siempre.

"Olvidaste mi lección." susurré pensando en ella y en mi amor imposible. "Será que no hay nada que aprender de un amor que no puede ser correspondido... o que no puedes aleccionarme en algo de lo que tú sufres."

Me colgué la mochila del hombro y salí corriendo a clase.

Por Kamatz @ 8:51 a.m.     Comentarios